No le digamos a mi mamá.

Emily ha acumulado una enorme deuda en la tarjeta de crédito familiar y su mamá ha notado el brusco aumento. Su padrastro, Keiran, ha sido puesto a cargo de reducir sus facturas. Cuando se entera de que algunos de los cargos son por pornografía, se da cuenta de que debe hablar con su nueva hijastra. Él entra y la encuentra masturbándose y se niega a irse, regañándola sobre el dinero. Emily lo maldice y lo hace salir y él amenaza con decirle a la mamá de Emily. Emily lo persigue y lo lleva de vuelta a su habitación para resolver el problema. Seguramente hay algo que ella puede darle a cambio? ¡Su coño mojado y chorreante! Ella se traga su polla y le ofrece su apretado coño adolescente. Keiran está dispuesto a perdonar y olvidar.